Lucía Gorría Juárez
Lucía Gorría Juárez es una mujer curiosa, alegre, inquieta, paciente y reflexiva; aunque también insistente, vergonzosa y un poco inocente. Hubo de enfrentarse a sus propios demonios y miedos, que dirigieron durante muchos años su «sendero», embarcándola en una espiral enfermiza de autoengaño y autodestrucción. Solo cuando dejó de huir hacia adelante, cuando aceptó que la enfermedad había ganado, pudo volver a ponerse de pie y encontrar, esta vez sí, su propio sendero.
Y así es como aprendió a ver de nuevo el mundo, logró dejar de sobrevivir para vivir y consiguió verse más allá de otros ojos que no fueran los suyos.