El hecho de escribir es indistinto a la modalidad en que se publique, tradicional o autopublicación

A menudo, muy a menudo, tenemos la sensación de que el escritor es alguien que se sienta a escribir frente a una ventana y al que le va llegando la inspiración como de forma mágica. Entonces, y visto el resultado de esa escritura, decimos que una escritora escribe con éxito o que tal escritor no tiene talento. NADA MÁS ALEJADO DE LA REALIDAD HABITUAL (en todo hay gloriosas excepciones).

Tras el trabajo de un escritor, tras la novela publicada de una escritora, hay inspiración y talento, por supuesto, pero también mucha técnica, aprendizaje y disciplina. Existen escritores consagrados que no hubieran llegado a nada sin ejercitar y evolucionar en su talento y estilo y existen escritores con muchísimo potencial que no arrancan porque precisamente no han logrado encontrar el equilibrio entre la creatividad y la disciplina.

Vamos a resumir, de manera muy esquemática, algunas claves que la experiencia nos ha mostrado como certeras a la hora de emprender el sendero de nuestra propia escritura. Por supuesto, hay muchas más y cada escritor y escritora ha de ir encontrando las suyas, pero hay que empezar de alguna forma y esta puede servirte para comenzar a ser el arquitecto de tu particular creatividad.

1.- Sé honesto con tu punto de partida

El momento de ponerse a escribir es muy sensible y delicado y, además, surge de un impulso muy emocional: acabas de decidir que por fin te vas a sentar a escribir. A partir de este instante, sé muy sincero contigo mismo para dejar atrás todas las excusas que te pondrás para bordear las dificultades venideras. La tentación vive arriba, en tu cabeza, así que sé más listo y estate preparado para cuando llegue la tentación de pensar en abandonar. Cuando pienses que no puedes o que no tienes talento, sé consciente de que se trata solo de eso, de una simple excusa para abandonar el esfuerzo y la disciplina que suponen escribir.

2. – No seas demasiado meticuloso en tu primer borrador

Cuando se trata de construir una narración, hay que saber dar margen a la propia historia para que vaya creciendo. Si pretendemos tenerlo todo, absolutamente todo, previsto, perderemos la frescura de la improvisación y la sorpresa. En tu primera redacción sé muy libre y avanza, aunque haya cuestiones que se queden sin resolver de momento o que no terminen de gustarte o convencerte.

3.-  Lo que sabes de tus personajes está dentro de ti

Aunque pueda sonar extraño, tú ya conoces la trama que vas a escribir: la has sentido, la has vivido, la has sufrido y la has disfrutado. Nada de lo que vas a escribir te es ajeno, así que solo se trata de que bucees en las profundidades de tu sensibilidad para ir uniendo los retazos que formarán –si los unes de forma talentosa- tu próxima novela.

4.-    Dime qué has leído y te diré quién eres

A la hora de escribir, las referencias son importantes. Haber leído te ayudará a desarrollar tu propio estilo, a descubrir lo que te gusta y lo que no, lo que se te da bien y lo que no. Además, transitando por las lecturas de otros aprenderás la técnica y te llenarás de la musicalidad y del ritmo que ha de albergar cada tipo de texto. Cuando no sepas qué ponerte, ponte a leer.

5.- Apaga la luz exterior

A la hora de buscar el ambiente que más te ayude a concentrarte, has de ser muy sincero contigo mismo, pues a veces nos podemos dejar llevar por las distracciones. No importa si decides trabajar en tus textos estando solo en casa o si lo haces sentado en una plaza; lo importante es que realmente ese sea el sitio donde mejor te concentres, donde puedas dar luz a la bombilla de tus ideas. Apaga todo lo demás y todo un universo se te hará “instantes y destellos”.

6.-  Márcate un ritmo constante y no aceleres

Hay escritores que se marcan un tiempo concreto cada día para escribir y eso es muy recomendable. La tentación es que nos dejemos llevar por lo circunstancial de cada día y eso afecte a nuestro proyecto global. A veces puede ocurrir que nos sintamos muy inspirados y estemos mucho más tiempo del previsto escribiendo y otras veces no se nos ocurra nada y en seguida nos levantemos de la mesa. Lo más recomendado es permanecer lo más fieles posible a un propósito realista y ser constantes; ni frenar ni acelerar para no perder el ritmo.

7.- Siéntete bien con lo que haces

No te frustres si en algunos momentos relees lo escrito hasta ahora y descubres que no te convence o no te gusta en absoluto. Lo más probable es que la desgana te esté jugando una mala pasada. Es importante avanzar y desarrollar tu historia. Ya llegará el momento de reestructurar o reescribir. Si paras y te enredas en recomponer lo hecho, es muy probable que termines desordenado y abandonando.

8.-   No olvides respirar

No pasa nada si en algún momento determinado te sientes cansado o bloqueado, es normal entre seres humanos que desarrollan una actividad. No te niegues a darte un descanso, a tomar cierta distancia. Lo importante no es el tiempo que pierdes en ese descanso, sino lo mucho que avanzarás cuando retomes tu trabajo con frescura y la mente renovada.

9.    No dejes nunca de aprender

En las actividades creativas nunca se sabe por dónde te va llegar la inspiración, cuál va a ser el detonante de tu próxima idea, qué error será ese que te elevará a uno de tus grandes aciertos. Rodéate de curiosidad, déjate llevar por ella y explora nuevos espacios, nuevos instantes y nuevas motivaciones. Déjate sorprender por todo.

10.     Lo primero es escribir, después sigue escribiendo y luego no pares de escribir.

Todo eso que se te ocurre para posponer tu proceso de escritura es una trampa. No caigas en ella. Es muy probable que encuentres infinidad de motivos para retrasar tu escritura. Igualmente, es muy probable que tengas muy pocos motivos para ponerte seriamente a escribir. Pues bien, es hora de cambiar la cantidad por la calidad. Aférrate al amor a la escritura como único impulso para no abandonar tu novela, lo demás no importa y lo acabará resolviendo el tiempo.