Todo comienza con esa pulsión de escribir que te lleva a, como sin darte cuenta, tener un texto al que te sientes intrínsecamente unido. Muchas veces, es como si ese texto hubiera estado en ti desde siempre y es ahora cuando sale a la luz de tu imaginación y a través de tus manos. También ese texto, pase lo que pase, permanecerá en tu retina emocional para siempre y como una de las cosas que más orgullo te produce haber hecho.

Esa es la perspectiva desde la que acogemos los manuscritos en la editorial Hebras de Tinta, así es la base del respeto con que revisamos cada obra que nos llega para analizar las opciones de su publicación en esta casa de libros y cultura.

Como nos lo preguntan muchas veces, queremos dar una respuesta sencilla a lo que significa autopublicar este tipo de textos escritos por personas con esta pulsión de la que hablaba al principio.

Hace muchos años, antes de que se produjese el fenómeno cultural de la autopublicación, los autores y escritoras debían transitar un solo camino para la publicación de sus textos: enviar alas editoriales el manuscrito, que este pasase por unos filtros de idoneidad (literaria y comercial) y a partir de ahí iniciar una criba. De esa criba surgían unos textos que llegaban al editor y este decía (según su criterio) qué se publicaba y que no. Todo lo que quedaba sin publicar se devolvía a un cajón donde dormía para siempre su sueño de llegar a los lectores.

La autopublicación surge cuando algunos escritores decidieron que no necesitaban el criterio del editor para publicar sus obras, así que decidieron autopublicarlas. El proceso era sencillo: buscar a profesionales capaces de realizar la labor de llevar un manuscrito a formato de libro de forma correcta, bonita y con calidad literaria y editorial.

Como en todos los órdenes de la vida, surgieron espacios donde este trabajo era (y es) de todo menos profesional, llegando al mercado editorial obras autopublicadas con una ingente cantidad de erratas y ediciones muy poco cuidadas. ¡Pero, ojo!, esto no solo ocurre en la autopublicación, en la edición tradicional existen ediciones bochornosas y propias de decisiones aleatorias que nada tienen que ver con la profesionalidad.

Por tanto, autopublicar supone la apuesta de un autor o escritora por sí misma, una creencia fiel a su talento y esfuerzo de cara a que unos futuros lectores puedan disfrutar de ese trabajo.

Por supuesto, hay obras de poca calidad literaria en todo lo que se autopublica en este país, también obras maravillosas autopublicadas de esta manera. ¿Pero es que seremos tan ingenuos como para pensar que todos los miles de títulos que se publican de forma tradicional son como para obtener el premio Nobel? No, realmente no se da así la realidad. Lo que diferencia a la autopublicación de la edición tradicional es el medio, el formato de publicación, no cualquier otra cosa. Una buena obra lo es con independencia de la forma de publicarse.