Descripción
En algún momento empezamos este trayecto paseando entre espejos, balas, relojes, arena, nubes, pájaros, secretos y leyendas en que descubrimos que de nada nos servirá que cerremos los ojos porque tras ellos hay visiones.
Insisto, acabamos con un terrible «aparentando ser felices» y vemos como el telón se va cayendo, las luces van bajando poco a poco, pero antes de quedarnos a oscuras dame fuego que alumbraremos estas últimas líneas con un cigarrillo.
Ahora que es a nosotros a quienes nos cae toda la arena del reloj encima, cuéntame… ¿cuántas flechas más seremos capaces de esquivar antes de sacar la bala y coser la herida? Te hablo a ti, que aguantas estas hojas y has saboreado hasta el último pliegue.
Dime si también echas de menos a la persona que serías si te hubieras atrevido. Dime si has vuelto a creer en las sirenas.
Yo me bajo en la siguiente, pero aún nos acompañan luces donde ver nuestras sombras, donde reflejarnos, donde, ahora que lo veo, ya no me atrevo a dejarlo para mañana. Aún me baña algo de luz para esperarte, aunque no quiero que vuelvas; donde encontrarnos; donde caminar hasta el filo; donde reconocernos En algún momento.
Fragmento del epílogo de esta obra. Helena Martínez Aragón
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