No obstante, cuando realmente decides escribir, lo haces y punto. Es como el que deja de fumar, un buen día se levanta y dice: “no fumo más”, y no fuma más. Escribir un libro es una cuestión de determinación y un poco de paciencia.

 

Empezar a escribir… y terminar de hacerlo

Creo que la parte más difícil de escribir un libro es saber cómo empezar y cómo terminarlo. Afortunadamente para mí, escribir Las horas más sombrías no fue un proceso extenuante ni agotador porque lo fui construyendo de a poco. Es un libro que recopila distintos días de mi vida, con sus variaciones, con sus vivos colores y sus grises. Es un libro que refleja exactamente mi estado emocional durante una época particular de mi vida en la que probablemente me sentía vacía, pero al mismo tiempo me sentía inspirada para plasmar en papel absolutamente todo lo que me abrumaba internamente.

Escribir este libro ha sido sin duda una de mis experiencias más gratificantes, principalmente porque, siendo completamente honesta, pensé que nunca lo culminaría. La rutina diaria muchas veces te va arrastrando, el día a día te sofoca con sus circunstancias, y ciertamente, aunque tengas toda la disposición del mundo, escribir un libro requiere disciplina y requiere constancia. Y esos dos factores generalmente son aplastados por el azar diario y por los problemas ordinarios que van surgiendo y te quitan eso tan valioso que llamamos: “tiempo”.

 

La ilusión y la constancia son imprescindibles

Así es como entonces, empiezas a escribir un día y luego paras. Te dices a ti misma: “continúo mañana con esto”, y puede que realmente continúes mañana como puede que tu sueño de escribir un libro se quede a medio camino. Creo que eso le pasa a mucha gente. En mi caso particular, ser periodista es una profesión apasionante y extremadamente hermosa, pero sin duda, muy sacrificada. Para mí era difícil llegar del trabajo, después de un largo día buscando noticias, quitarme la ropa, ponerme el pijama y sentarme a estructurar mi libro en lugar de ir a la cama. Son cosas que estoy segura le pasan a cualquiera, la rutina puede ser demoledora y a veces nos impide avanzar en proyectos que verdaderamente consideramos importantes y que tienen un valor incalculable en nuestra vida.

No obstante, cuando realmente decides hacerlo, lo haces y punto. Es como el que deja de fumar, un buen día se levanta y dice: “no fumo más”, y no fuma más. Escribir un libro es una cuestión de determinación y un poco de paciencia.

 

He escrito este poemario para que deje de pertenecerme y sea de los lectores

Con Las horas más sombrías estoy trasladándole al lector mi poesía, que no es otra cosa que mis emociones perfiladas en versos; pero al mismo tiempo, con este libro he decidido compartir mi mundo íntimo, ese mundo que por muchos años sólo compartía con mi almohada.

Y he decidido compartirlo por la sencilla razón de que creo que la poesía, además de ser un arte majestuoso, es extraordinariamente sanadora. Alguien me dijo una vez: “la poesía no le pertenece a quien la escribe, sino a quien la necesita”, y yo creo que leer poesía puede ser relajante y desmesuradamente gratificador.

 

«En definitiva, mi experiencia escribiendo este libro fue una montaña rusa de altos y bajos, de determinación y al mismo tiempo inseguridades. No obstante, ha sido una de las más satisfactorias en el plano personal».

Soraya Andreina Pérez Mohammed