El autor de una de las próximas obras de esta editorial, Hebras de Tinta, Ramón Rodil Gavala, habló con nuestro editor hace unos días sobre un elenco de relatos que proyectaba dar a conocer a los lectores. En seguida, escritor y editor se entendieron alrededor de unas páginas llenas de semántica cotidiana, de costumbres sostenidas por el tiempo, de ilusión por transcribir sus letras más allá de la palabra.
Hoy damos la bienvenida a Ramón a nuestra casa editorial, pues forma parte de ella, como su obra, como sus futuros lectores. Queremos presentarlo ante quienes estén interesados en EL PALOMAR, la obra que estamos publicando y de la que daremos cuenta poco a poco, en un vuelo pacífico, certero y, por qué no decirlo así… humanizante.
El propio escritor nos da las pinceladas que necesitamos para configurar su perfil, para que nos acerquemos a su obra a partir de la manos creativas que la guarda y aguarda tras el trabajo que estamos realizando en la editorial:
Todo converge en la vida… de alguna manera. Todo se inició hace veintiséis años, cuando aterricé en Ciudad Real para desarrollar mi trabajo bancario. Entonces, recuerdo que mi abuela, y con el ánimo de unir a la familia desde Jerez de la Frontera, editaba una revista familiar donde cada uno enviaba artículos libremente. Fue ahí donde escribí una primera descripción de lo sorprendente que me parecía la vida en una región a escasas dos horas de distancia de mi Madrid natal. Posteriormente, por periodos vacacionales, estuve conviviendo durante años en un pueblo manchego. Mi costumbre observadora y mi facilidad para «sacar punta» fueron desarrollándose. Durante años le iba desgranando a mi mujer, también urbana madrileña, vivencias y formas de hablar. Su sorpresa me animaba a escribirlas para no perderlas con el paso del tiempo.
Posteriormente, hará unos siete años, elegimos un pueblo muy pequeño de la provincia de Cuenca para pasar un puente de mayo con nuestros hijos. A todos les extrañó «el idioma», pues no se enteraban cuando se dirigían a ellos los lugareños. Además de ejercer de traductor, les prometí que les escribiría algún día un libro sobre palomas…
Por fin, todo cuadró cuando, estando con mi mujer viendo nuestro canal preferido de televisión, canal cocina, aparecieron unas mujeres tradicionales de entorno rural explicando unos platos tradicionales. De nuevo, tras ejercer de traductor, me dio pie a contar anécdotas que viví en su día en La Mancha. En la convergencia de todas estas experiencias surgió la necesidad de plasmar mis recuerdos y vivencias en este libro de relatos, EL PALOMAR.
Sin ánimo de crítica, con respeto y siendo fiel a lo que viví, he escrito un libro descriptivo de las costumbres, de cómo se relacionan y organizan con su día a día estas mujeres que trabajan, aman y sueñan en una parte muy cercana a mi mundo… tan distante.
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