Tras un tiempo de intenso trabajo y colaboración con la escritora de cuentos Sara Pacheco Infante, la editorial Hebras de Tinta se adentra en la última fase para la publicación de GIVO. Su autora ha querido, además, trasladarnos a su propio imaginario, a ese “envés” de su vida desde donde parte su creación hasta llegar a los más pequeños y cumplir su sueño… contribuir a su bienestar.

Sentirse diferente. Sentirse bien

Desde chiquita he querido ayudar a todo el mundo, en especial a toda la gente que por determinadas circunstancias ha vivido o se encuentra en una situación complicada. Supongo que el hecho de sentirme diferente me ha motivado a pensar en todas aquellas personas que también se sentían así. He sido voluntaria de niños enfermos, a los que les cantábamos cada mañana y acompañábamos durante el día. He procurado crear espacios de convivencia con jóvenes donde trabajábamos valores a través de actividades, salidas y todo lo que necesitaran (escuchar las situaciones familiares, resolver conflictos, ayudarles a realizar a tareas…).

 

Aprender en la vida de otros y humanizar la propia

He ayudado al grupo de la tercera edad donde mi abuela ha formado parte activa durante muchos años, en caminatas por toda la comarca, antes de caer enferma y estar limitada físicamente. Intento ayudar siempre que puedo y esta búsqueda me llevó a pensar en crear algo mío. La vida nos lleva por caminos inesperados y por casualidad conocí a Mari Cruz, autora junto a Antonia Molero de varios cuentos publicados en Hebras de Tinta. Sus ideas me inspiraron y pensé que sería un gran reto para mí poder crear un libro con cuyo beneficio ayudar a a los niños, que fuera una herramienta útil de trabajo emocional; ya que siento pasión y vocación por la educación infantil, en especial por el desarrollo emocional de los más pequeños.

 

Una ilusión hecha realidad en forma de libro

Esta ilusión y entusiasmo me ha volcado por completo en este proyecto que hoy ya es realidad, pensando en una historia que los más pequeños pudieran entender y reflexionar, esperando que los mayores también se planteen nuevas maneras de trabajar las emociones, empatizando con el pequeño Givo.

 

La lectura es un motor capaz de mover el mundo

Me encanta leer, cuando empiezo un libro puedo estar la noche en vela leyendo sin darme cuenta. Tengo una habitación llena de libros de todos los estilos, algunos muy antiguos que guardo con mucho cariño; otros los he leído y releído decenas de veces. Me encanta el libro en papel, con lápiz marco todo lo que me llama la atención. Me encanta hacérlos míos y he intentado transmitir esa pasión a mi hijo, que con seis añitos ya tiene sus propias estanterías llenas de sus propias lecturas.

 

Un poco de mí en los demás

De niña estuve ingresada por una enfermedad en el hospital San Juan de Dios. El hecho de recaer hace como un año, y luchar por seguir adelante, me ha permitido crecer un poco más personalmente y no tener duda en ayudar a San Juan de dios con todos los beneficios obtenidos de mi libro. La vida no siempre resulta lo fácil que desearíamos, pero luchar por seguir adelante nos hace mucho más fuertes y nos permite darnos cuenta de que a veces dejamos las cosas importantes por el camino corriendo detrás de las cosas urgentes.

 

No dejar nunca de sentir, esperar y avanzar

Cuando pienso en todo aquello que tengo me siento muy afortunada y espero siempre poder encontrar la manera de ayudar, de devolver toda la ayuda que he recibido, de todas las personas maravillosas que se han
cruzado en mi camino y me han dado luz e ilusión para conseguir aquello que me
apasiona.